"My funny Valentine" fue la canción que le llegaría a marcar su vida, tanto personal como profesionalmente. Las melodías oscuras, desgastadas de su trompeta, la cual siempre quiso emular ala gran Dizzy, le dejaría en el camino de llegar a ser otro gran Chet baker, y eso que el trombón sería su primera elección como instrumento, el cual nunca llegaría a saber sacar las melodías de el. Lo que le hizo que su vida girase al mundo de la voz, lo cual renegaría desde un principio y que de forma casual se pondría hacerlo justamente a principios de la década de los 50, y que acompañaría junto a su trompeta y el sonido del saxofon de un buen amigo llamado Gerry Mulligan. Un saxo con todo lo bueno y al mismo tiempo con todo lo que llegaría a repudiar el propio Baker. El era un yonki que sería ingresado en la cárcel por posesión de drogas, y que al mismo tiempo el propio Baker le robaría su propia banda. Su amistad se quebraría totalmente, Con un Baker que no le llegaría a visitar nunca a la prisión, menospreciándolo por ser un yonki, viendo al propio Mulligan así mismo, con todos los aciertos y los profundos errores que le atraerían hacia el.
Rebel at work nos llega a relatar como su música pasa totalmente desapercibida hasta ser un icono dentro del mundo de la música improvisada. La cual tenía sus grandes adeptos pero con sus músicos ya escogidos. El Jazz siempre ha sido una música un tanto infravalorada entre una gran mayoría de público y al mismo tiempo poco entendida. Desde la superación de los vicios hasta el hundimiento de estos con su música, esta es la historia de un suicida que cada noche cargaba la trompeta de melodías tristes y pensamientos adulterados.
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